El progreso y la desidia han ido liquidando cientos de molinos en León
El progreso y la desidia acabaron con ellos. Apenas quedan un puñado de molinos en León, la provincia que concentró el mayor número de toda España. Según algunos autores, llegó a haber más de 2.500 molinos en la época dorada -”aproximadamente el 12 por ciento de los contabilizados en todo el país-”. El desinterés por una arquitectura popular todavía poco apreciada se comprueba en la falta de inventarios. Nadie sabe con exactitud el número de molinos supervivientes y cuáles aún funcionan.
La mayoría de los edificios están en ruinas o han sido reconvertidos para otros usos, principalmente, turísticos y hoteleros. Viejos edificios en cuyo interior la fuerza del agua permitía «fabricar» primero harina y, en su última época, electricidad.
Desde hace décadas la rueda de los sueños dejó de girar. Palabras como cernido o maquilo han caído en desuso. Lo mismo que el oficio de molinero, prácticamente extinguido.
Carlos Junquera Rubio, profesor de Etnología de la Universidad Complutense de Madrid, es uno de los pocos investigadores que se ha ocupado de los molinos leoneses; en concreto, ha estudiado los del Órbigo, Tuerto, Duerna, Eria y la Presa Cerrajera. Junquera ha analizado a estos vigías de los ríos desde el punto de vista de la propiedad de los cauces y el uso del agua, desde el Fuero Juzgo a las ordenanzas harineras del siglo XIX. El investigador francés Gautier Dalché señala «lo común de la presencia de molinos en el territorio astur-leonés a partir sobre todo del siglo XI». Mercedes Durany, en un estudio sobre el Monasterio de San Pedro de Montes, asegura que se contabilizan en el Bierzo 101 propietarios de molinos entre el siglo X y el XI.
Intervención urgente.
La Asociación para la Conservación y Estudio de los Molinos, que acaba de organizar en Zamora la séptima edición del Congreso Internacional de Molinología, afirma en sus conclusiones que «es urgente llevar a cabo el inventario y la posterior catalogación de estos ingenios tradicionales, antes de que el tiempo y el olvido acaben con esta parte de nuestro pasado».
Conscientes de que las escasas intervenciones en molinos son por parte de iniciativas empresariales, en la mayoría de los casos para trasnformar los edificios negocios hoteleres, la asociación advierte de «los grandes peligros y riesgos para el Patrimonio que pueden entrañar las intervenciones privadas, ya sea por desconocimiento o por necesidad. En muchos casos, observamos la descontextualización de elementos relevantes del bien o la destrucción de estructuras constructivas y maquinarias significativas para la comprensión de la instalación, aunque es cierto que, en ocasiones, es complejo compaginar funcionalidad y rentabilidad con el respeto por la integridad del bien».
La Asociación para la Conservación y Estudio de los Molinos consideran un ejemplo a seguir el Consell de Mallorca, que incluye en su programa de conservación del medio rural, la catalogación y recuperación del patrimonio molinar.
Noticia: Verónica Viñas para Diario de León
Imagen: Detalle de uno de los molinos de Valencia de Don Juan (León)
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