sábado, 4 de abril de 2009

Harineras en la Historia: 1921, asediados en Nador (Marruecos)

En el transcurso de la Guerra del Rif (1919-1926) entre España y Marruecos se produjo un episodio relacionado con una fábrica de harinas, nuevamente testigo de la Historia.

Tras los sucesos de Abarrán, en Nador llegaron noticias de un posible ataque por parte de las fuerzas marroquíes. Ante la amenaza, entre el 21 y el 23 de julio de 1921 el teniente coronel de Nador, Francisco Pardo Agudín, pidió evacuar a los hospitalizados, pero se le prometieron refuerzos, que nunca llegarían.

Ante el avance del enemigo y la imposibilidad de contenerle en la salida hacia Segangan, el 24 de julio el teniente coronel y el capitán de la policía de Nador ordenaron que las fuerzas existentes en la plaza se refugiasen en la fábrica de harinas y se hiciesen fuertes en ella, llevando para ello parte de las municiones que había en el almacén y municiones de boca.

El edificio de la fábrica de harinas y electricidad era, junto a la iglesia, el único emplazamiento que ofrecía garantías de defensa ante un posible ataque. Según el testimonio del testigo Juan Almeida Vizcarrondo, el fuego del enemigo comenzó como a las nueve menos cuarto de la mañana. Debido a ello se imposibilitó la continuación del transporte de armamento a la fábrica de harinas, por lo que las municiones y el armamento que quedaban en el almacén fueron quemadas, según orden del comandante de armamento.

Dentro de la harinera, la Comandancia General distribuyó el jefe la fuerza en tres grupos, cada uno en un piso de la fábrica de harinas:

  • Planta baja: al comandante Juan Almeida Vizcarrondo
  • Primer piso: a uno de los capitanes
  • Segundo piso: al comandante Wenceslao Sahún
Las fuerzas que defendían la fábrica de harinas se componían de Guardias Civiles, Ceriñola, Brigada, regulares de varios cuerpos y paisanos. En esta disposición, y siendo tiroteados por el enemigo constantemente, permanecieron diez días sosteniéndose con harina de cebada sin cribar, trigo tostado, ajos asados y agua salobre.

En el interior de la harinera se encontraban un total de 191 personas: 184 combatientes, 3 policías marroquíes prisioneros, 2 mujeres y 2 niños.

A los dos o tres días de estar en la fábrica el enemigo presentó una bandera blanca, aconsejándoles la rendición, pero no la aceptaron. Así sucedió en otras ocasiones, una de las cuales (día 26) al dejar una cajetilla de tabaco salieron a por ella un teniente y un paisano que fueron ametrallados, muriendo en el acto.

El 27 de julio los marroquíes detonaron una carga y abrieron un butrón en los muros de la harinera, por el que consiguieron entrar. Se produjo un cuerpo a cuerpo con bayonetas caladas, tomando prisioneros a algunos. El 28 los apostados en la torre de la iglesia se refugian en la fábrica de harinas, pero un guardia civil fue apresado y asesinado.

Finalmente, el 2 de agosto de 1921 los marroquíes aceptaron la rendición de los españoles tras 10 días de resistencia, agotados los viveres y municiones.

No pudieron resistir por más tiempo. Se les había terminado la harina de cebada, único sustento. El olor era insoportable por la descomposición de los cadáveres y estar convertida la fábrica en una auténtica letrina. Además, el edificio estaba enormemente debilitado al haber sido cañoneados por el enemigo con diez impactos de artillería procedentes de Ihajen. Lo peor era la falta de agua, que obligaba a los soldados a beber su propio orín.

"La guarnición estaba extenuada por falta de alimento y de descanso, había perdido la moral, pues, fuera parte de la Guardia civil, los Regulares y guarnición del poblado, el resto era gente advenediza recogida en la fuga de las posiciones del interior. No era posible a su juicio hacer mayor defensa, atendido a la falta de condiciones de la casa donde se albergaban y al fuego de artillería del enemigo. Por tanto, considera cumplidas así las Órdenes generales para oficiales, como las particulares para el caso y salvado el honor de las Armas" según Almeida Vizcarrondo.

Entonces, el jefe de los asaltantes, Hamed-Ben Hamed, les hizo saber que o capitulaban o causaría una masacre pues disponía de más de tres mil moros armados y cuatro piezas de artillería. El plazo terminaría a las dos de la tarde. Tras esa hora cañonearía la fábrica y no daría cuartel.

Negoció con él el comandante Juan Almeida Vizcarrondo que intentó sacar libres de la capitulación algunos fusiles, pero al no poder lograrlo le propuso a Ben Hamed que permitiese salir a los oficiales con sus pistolas y acompañados por seis u ocho moros sin armamento, a lo que accedió. Comunicado este trato al teniente coronel y a los oficiales que estaban en la fábrica de harinas, se procedió a votación, siendo aceptada por unanimidad.

En su declaración posterior, Almeida Vizcarrondo no recordó las órdenes que recibió durante el asedio del jefe del Alto Comisario, pero sí puede puntualizar que recibieron dos o tres telefonemas, unos de felicitación, otros de aguardar dos días y otro de resistir seis o siete días, que tardarían en llegar socorros. También que les telegrafiaron que irían moros con víveres, para que a una señal convenida se les dejase entrar, aunque el teniente coronel contestó que dicha acción era peligrosa por la dificultad de reconocerlos por la noche y distinguirlos de un asalto a la posición.

Tras la rendición los asaltantes respetaron el pacto y no masacraron a los resistentes como había sucedido en episodios pasados de esta misma guerra (Monte Arruit). La evacuación se efectuó en la forma pactada, dirigiéndose la fuerza al Atalayón, llevando sus enfermos y heridos. Los marroquíes se apropiaron de unos 150 fusiles, la mayor parte inutilizados, y unos 3.000 cartuchos.

En la defensa, los resistentes tuvieron diez bajas y unos 50 heridos y contusos. Los cadáveres no fueron trasladados. Se intentó hacer un cementerio en la cuadra de la fábrica de harinas, pero el suelo era de piedra y no se pudo picar, por lo que se decidió incinerar a los muertos con petróleo.

La falta de asistencia médica en el interior de la harinera fue el causante de algunas muertes y un motivo más para la rendición. Sólo tenían un cabo practicante y las dos mujeres que actuaron como enfermeras. Con unos botiquines sin morfina poco podían hacer.

Por todo lo relatado con anterioridad, a los supervivientes de la fábrica de harinas se les denominó "los héroes de Nador". Se propuso otorgarles la Cruz Laureada de San Fernando, pero finalmente no la recibieron por haberse rendido. En la iglesia de Santiago el Mayor de Nador se expusieron varios azulejos manchados de sangre de los defensores de la fábrica de harinas.

Hemos recopilado algunos nombres de los resistentes *:

- Juan Almeida Vizcarrondo
(Brigada Disciplinaria, comandante de infantería)
- Ismael Muñoz (Brigada Disciplinaria, soldado)
- Mohamed-Hasen (Regular, oficial)
- Pantaleón Jorge Sáez (Guardia Civil)
- Laureano Lozano (Guardia Civil, muerto)
- Juan Ruiz (Guardia Civil, cabo)
- Almarcha (Guardia Civil)
- Callejón (Guardia Civil)
- Los esposos Salvador Castillejos (Guardia Civil, muerto) y Lucrecia (23 años), junto a su hijo Wenceslao (5 años).
- María Soledad, esposa del cabo "Alcachofa"
- Soler (soldado)
- Perea (soldado, muerto)
- Adelaido (sargento)
- Wenceslao Sahún (comandante, muerto)
- Rodrigo (teniente)

Situados inicialmente en la torre de la iglesia de los Franciscanos de Nador (entrada desde Melilla):
- Francisco Pardo Agudín (teniente coronel de infantería)
- Ricardo Fresno Urzay (Guardia Civil, teniente, jefe de línea de Nador)
- Lisardo Pérez (Guardia Civil, alférez, comandante del puesto de Segangan)
- José Sánchez (Guardia Civil, tirador)

*Si alguien conoce alguno más, por favor no dude en en informarnos para incorporarlo a la lista

3 comentarios:

pedro desena dijo...

Segun me contaron mis antepasado mi padre y mi abuela que vivieron aquellos momentos , diré que mis abuelos y mi padre fueron los primeros habitantes no militares de nador pues llegaron procedentes de Argelia en 1909,cuando ab del krin estuvo a punto de entrar en nador mi abuelo estaba bastante enfermo y los militares le dijeron a mi abuela que abandonaran nador , lo hicieron mi abuela y 3 hijos entre ellos mi padre entonces con 15 años, pero tubieron que dejar a mi abuelo en la casa en cama y ellos cojieron el ultimo tren que venia de las minas de uixan y se fueron a melilla a cabo de alguna semana volvieron y se encontraron a mi abuelo en muy mal estado falleciendo el 16 de novienbre 1921 segun consta en un certificado de defuncion que obra en mi poder y me mandaron hace pocas fechas del consulado de nador, por lo que me contó mi abuela le dejaron algunos vivires y los moros que lo descubrieron le respetaron, y le dejaron con vida, vivian en una casita al lado de playa en la calle general pinto.

Anónimo dijo...

Los padres de mi padre, lograron montarse en el ultimo tren que salio de San Juan de las Minas y llego a Melilla, gracias al consejo dado por un ayudante de trabajo de mi abuelo.

Unknown dijo...

Mi abuelo Ismael Muñoz
Declaración del testigo comandante D. Juan Almeida Vizcarrondo.
PREGUNTADO por los hechos relevantes que realizara la fuerza a sus órdenes, dijo que el soldado Ismael Muñoz, de la Brigada, con gran altruismo y valor se echó a la Mar Chica bajo el fuego enemigo para traer un despacho a la plaza. El de un oficial moro de Regulares, Mohamed-Hasen, que no abandonó un momento una de las ventanas de la planta baja, haciendo fuego y alentando a la tropa que tenía al lado. El guardia civil Almarcha, que, cuando mayor era el fuego enemigo, salió solo a despejar de enemigo una fachada que carecía de defensa y por la que eran atacados por bombas de mano, habiendo puesto ya un cartucho de dinamita, por cuya brecha salió de noche el nombrado guardia, que mató a dos o tres moros, haciendo varios disparos, regresando ileso. El cabo de Ingenieros, procedente del Parque de Nador, que resultó herido y dió constantes muestras de entusiasmo y valor. De las demás plantas del edificio no sabe lo que ocurría por no estar bajo su mando.
Gloria a nuestros ejercitos

Un saludo
Jordi Garcia Muñoz
CLP Cabo de la Brigada Paracaidista Curso 345