El Museo del Molino de Teodoro se encuentra ubicado en el interior de un molino harinero documentado desde el siglo XVI.
Una relación de bienes de la Encomienda de la Orden de Santiago, fechada el 16 de noviembre de 1507, permite conocer los orígenes de este molino emplazado en las proximidades del río Segura y que aparece referido como molino de nueva construcción en la villa.
A lo largo de los siglos este molino harinero ha recibido diversas identificaciones, ostentando inicialmente el nombre de Molino de los Regidores Perpetuos, en honor a los señores Manuel Marín y Fernán Pérez, a cuyas instancias se llevó a cabo su construcción.
Más tarde recibiría otras denominaciones, como Molino del Santo, Molino de Marín, Molino de Andelma y Molino del Cebollar, derivando de éste último la popular denominación de Molino de Cebolla.
A principios del siglo XX pasa a manos de quienes serían sus últimos propietarios, la familia García, que le otorgaría el nombre de su propietario y molinero, Teodoro, con el que será conocido hasta nuestros días: Molino de Teodoro.
El Ayuntamiento de Cieza procedió a su compra y rehabilitación integral entre 1998 y 1999 para dotarlo como museo y huerto-escuela.
Arquitectura
El edificio se emplaza a las afueras de Cieza, concretamente a un kilómetro de la localidad, en el paraje del Estrecho y juno al nuevo Paseo Ribereño. El molino utilizaba como fuerza motriz las aguas de la Acequia de la Andelma que, a través de un acueducto, caían al semisótano donde se encontraban las dos ruedas motrices, las cuales movían las muelas y demás elementos del molino.
Exteriormente lo más llamativo es su fachada policromada de brillantes colores azul y naranja.
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