Los investigadores del patrimonio harinero cordobés, Alberto Moreno Vega y Yolanda López Gálvez, que en breves fechas publicarán el libro titulado Las Harineras Cordobesas, nos envían una valiosa información sobre el peligroso estado de conservación de la fábrica de harinas "Santa Cándida", también conocida como "Molino de Carbonell".
El edificio, declarado BIC con categoría de Monumento en 2009, continúa en un estado de abandono lamentable, que hace temer por su integridad. Según nos informan, recientemente se ha desplomado la azotea del torreón y sus actuales propietarios anuncian próximos desastres como no se realice algún tipo de rehabilitación urgente.
La harinera está situada en las afueras de Córdoba, en la orilla derecha del río Guadalquivir a su paso por esta ciudad. Por el momento, ante esta peligrosa situación el Ayuntamiento de Córdoba no se ha pronunciado al respecto y por lo que se ha demostrado en anteriores casos similares, se entiende que no tiene mucha intención de proceder a su rehabilitación, por lo que cuando se arruine el monumento quedará descatalogado.
Una larga historia
Anticipando, con su permiso, lo que Alberto Moreno y Yolanda López desarrollarán en su libro, la fábrica de harinas "Santa Cándida" se erige sobre el solar ocupado desde tiempos remotos por un molino harinero, destacando el construido en 1834 por Juan de Dios Gómez y que contaba nada menos que con siete parejas de piedras.
La familia Carbonell compra el molino en 1888 e inmediatamente procede a su conversión en fábrica de harinas, así el 6 de junio de 1889 se creaba la sociedad industrial "Fábrica de Harinas Santa Cándida", denominación derivada del nombre de la mujer de Antonio Carbonell y madre de Carlos Carbonell, Cándida Morand Bordehore.
A finales del siglo XIX se produce una gran reforma de la fábrica, instalándose una turbina La Fontaine de 35 CV y un sistema de molturación por cilindros de la casa Daverio. La configuración del edificio fabril, con pequeños añadidos y reformas, corresponde en la actualidad a la ampliación de 1897.
En 1916 incorporó nueva maquinaria, también Daverio pero incorporando a su vez algunos elementos de la casa Bühler. La harinera cordobesa alcanzó entonces una capacidad de molturación de 36.000 Kg de trigo diarios. La fábrica permaneció en actividad hasta 1967.
Una vez más queremos agradecer la colaboración de nuestros lectores e instamos a las autoridades a que velen por la salvaguarda de nuestro patrimonio.
La harinera está situada en las afueras de Córdoba, en la orilla derecha del río Guadalquivir a su paso por esta ciudad. Por el momento, ante esta peligrosa situación el Ayuntamiento de Córdoba no se ha pronunciado al respecto y por lo que se ha demostrado en anteriores casos similares, se entiende que no tiene mucha intención de proceder a su rehabilitación, por lo que cuando se arruine el monumento quedará descatalogado.
Una larga historia
Anticipando, con su permiso, lo que Alberto Moreno y Yolanda López desarrollarán en su libro, la fábrica de harinas "Santa Cándida" se erige sobre el solar ocupado desde tiempos remotos por un molino harinero, destacando el construido en 1834 por Juan de Dios Gómez y que contaba nada menos que con siete parejas de piedras.
La familia Carbonell compra el molino en 1888 e inmediatamente procede a su conversión en fábrica de harinas, así el 6 de junio de 1889 se creaba la sociedad industrial "Fábrica de Harinas Santa Cándida", denominación derivada del nombre de la mujer de Antonio Carbonell y madre de Carlos Carbonell, Cándida Morand Bordehore.
A finales del siglo XIX se produce una gran reforma de la fábrica, instalándose una turbina La Fontaine de 35 CV y un sistema de molturación por cilindros de la casa Daverio. La configuración del edificio fabril, con pequeños añadidos y reformas, corresponde en la actualidad a la ampliación de 1897.
En 1916 incorporó nueva maquinaria, también Daverio pero incorporando a su vez algunos elementos de la casa Bühler. La harinera cordobesa alcanzó entonces una capacidad de molturación de 36.000 Kg de trigo diarios. La fábrica permaneció en actividad hasta 1967.
Una vez más queremos agradecer la colaboración de nuestros lectores e instamos a las autoridades a que velen por la salvaguarda de nuestro patrimonio.