jueves, 5 de febrero de 2009

Opinión contra el derribo de la fábrica de harinas 'San Isidro' en Zamora (España)


Por Rafael Ángel García en laopiniondezamora.es (23-01-2009)

Truco o trato (Fábrica de harinas Colino-San Isidro)

El derribo de un inmueble que incomprensiblemente no figura en el catálogo de protegidos del PGOU

Truco o trato! Así te espetan los niños anglosajones la noche de Halloween -para nosotros la de Todos los Santos- disfrazados de todo lo que tenga que ver con muerte, brujas y difuntos. Si te portas, es que has aceptado el trato. Si no, te puedes preparar: ¡truco al canto! Resulta que, aunque estamos en enero, el truco o trato reaparece en nuestra ciudad en forma de derribo.

La pasada semana los medios de comunicación dan cuenta de un nuevo convenio urbanístico para liberar la muralla de la ciudad. Se firma un acuerdo con la promotora inmobiliaria Verona Norte para dejar exentos siete metros y medio en la Bajada de San Martín. La promotora cede este inmueble para que su solar nos regale nuevos metros descubiertos de muralla, y el Ayuntamiento concede, a cambio, mayor edificabilidad -150 metros- en la promoción que ésta tiene en la Avenida de la Feria, pocos metros más allá, en la antigua fábrica de harinas San Isidro. La fórmula es legal, legítima y reporta beneficios a ambas partes.

Pero se nos ha colado algo gordo. La promoción en cuestión contempla el derribo de la fábrica de harinas. Este está permitido desde hace tiempo. Y, además, incomprensible y paradójicamente ajustado a derecho, pues la fábrica está inconcebiblemente fuera de toda protección en el Catálogo de elementos protegidos de nuestro PGOU. Tampoco lo estaba en el anterior, de 1986, por el increíble argumento de estar ubicada fuera del casco histórico. La misma razón que permitió hace unos meses tirar el chalé modernista de La Marina. En este sentido, el convenio urbanístico realmente no suma nada a la catástrofe, pues es previa. Es la desgracia de permitir meter la piqueta a este edificio, único ejemplar de la arquitectura industrial modernista en nuestro casco urbano consolidado. Obra de Gregorio Pérez Arribas, fue construida en 1921. A pesar de la sobriedad de este tipo de construcciones, el arquitecto intentó animar los muros con el contraste del ladrillo visto y el enfoscado, además de los detalles de la cornisa. Posteriormente a la redacción del proyecto se colocó el panel cerámico, otorgándole, si cabe, mayor singularidad. No se ha llegado a considerar su pervivencia íntegra, ni siquiera convertirla en lofts. Por otro lado hay tentativas, sólo tentativas, de barajar la paupérrima aunque socorrida solución de mantener su fachada. A día de hoy está redactado solamente el Proyecto Básico. Parece que, como expone al público la propia promotora, se contempla la continuación de la fachada igual que el edificio colindante, derribando la fábrica. La que fuera Panera Social tiene dictada sentencia de muerte.

Aún hoy, desgraciadamente, en nuestra ciudad todo lo que nos suena a piedra es digno de conservación, y lo que se escapa de este material hay que someterlo a la duda metódica de Descartes, en los casos más afortunados. Eso parece. Mientras nos afanamos por incluir la ciudad en la Ruta Europea del Modernismo, gracias a las gestiones absolutamente gratuitas del Ayuntamiento de Barcelona y varias personalidades del mundo de la historia del arte -quizá porque nos lo dan hecho no lo estemos valorando suficientemente-, por otro lado damos coces a nuestras arquitecturas modernistas, como en este caso, las mandamos a paseo o nos despreocupamos de ellas en el catálogo del PGOU. Aunque tarde, ahora que empezamos a descubrir el valor de nuestros edificios modernistas nos ponemos las orejeras con algunos de ellos. Paradojas de la incoherencia. A veces, rectificar es la opción más valiente. Aún estamos a tiempo.Podemos seguir aplaudiendo la conservación de nuestro patrimonio arquitectónico mientras toleramos que parte de él se vaya a pique sin más. Al final la ciudad se lleva el truco, porque le toca soportar que desaparezca una de las más importantes arquitecturas industriales modernistas de Zamora. La fábrica de harinas San Isidro.

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