miércoles, 31 de diciembre de 2008
Finalizan la musealización de la harinera de Peñarroya-Pueblonuevo (Córdoba, España)
sábado, 20 de diciembre de 2008
Alternativas a la piqueta (II): la rehabilitación de antiguas fábricas de harinas como residencias de ancianos

Muchas pequeñas localidades están viendo envejecer su población y ante ello las administraciones públicas o las iniciativas privadas están ofreciendo numerosas infraestructuras y servicios para el alojamiento y manutención de las personas que han alcanzado la tercera edad.
Conocemos lamentables casos en que se han derribado antiguas harineras para construir modernos edificios en sus amplios solares. Pero afortunadamente en algunos lugares se está teniendo más altura de miras y se han adaptado las antiguas fábricas de harinas para tales fines, como ha sucedido en Albares (Guadalajara) o en Navalcarnero (Madrid).
De nuevo aquí nos topamos con la necesidad de eliminar la maquinaria interior, pero dado el uso público de muchas de estas residencias, proponemos que en los amplios vestíbulos se deje constancia, al menos, de un molino u otra máquina empleada en lo que fuera la harinera que hoy cobija el geriátrico. También nos gustaría que se instalasen paneles con fotografías de lo que fue la fábrica antes de desmantelarse.
Con ello sus huéspedes y sus visitas podrán conocer lo que antaño fue ese edificio, la vida y riqueza que trajo al pueblo o barrio y el recuerdo de todo ello que con su edificio se pretende dejar para el futuro.
Albares (Guadalajara)
En el año 2002 tuvo lugar la transformación del viejo edificio abandonado de la fábrica de harinas de Albares para convertirla en residencia para mayores.
La harinera fue inaugurada el 10 de septiembre de 1922, como reza una inscripción sobre una viga, siendo promovida por Mariano Jiménez Ortes, natural de Albares y padre del conocido médico Carlos Jiménez Díaz. La dirección técnica de la construcción de la fábrica correspondió a otro hermano, Eusebio Jiménez Díaz, ingeniero que también contribuyó a la construcción del edificio de Telefónica en plena Gran Vía de Madrid.
Durante su vida fabril la harinera ha tenido diversos propietarios, siendo los últimos la familia conocida en la zona por el nombre de "Los Lechuguinos", naturales de Mondéjar.
viernes, 12 de diciembre de 2008
Opinión sobre el futuro de una harinera en Ceuta (España)
A pesar de ello por los datos que aporta el texto creemos que se trata de la ciudad de Ceuta, y dado que no disponemos de ninguna imagen concreta de la fábrica de harinas en cuestión, incluimos una antigua vista panorámica.
Pedimos su colaboración para conocer más datos sobre las harineras en Ceuta y Melilla.
Chiki, en El Faro de Ceuta y Melilla. 12 de noviembre de 2008.
Lo recuerdo de toda mi vida -y ya no és corta, dicho sea de paso-, con su fachada rosa pálida, su ángulos de vigas vistas y sus techos en semicírculos que inspiran las viejas imágenes de otras épocas y otros lugares. Lo recuerdo de siempre con sus enormes cristaleras (más de un centenar) desde donde se veía el mar en el horizonte; el puerto en la cercanía; las traiñas semihundidas del peso del pescado y los pescadores de caña en la explanada del muelle. Sí, lo recuerdo perfectamente; y cuando ya tenía edad de andarlo casi todo (que por aquel entonces lo hacíamos pronto) me gustaba pasar por las escolleras del muelle Alfau desde mi playa de San Amaro, hasta sus entradas donde cargaban los coches y furgonetas con sacos de Harina que se encontraban apilados por cientos en su entrada. Era un juego para nosotros, porque si los carabineros te pillaban te esperaba una bronca impresionante y unas buenas hostias de tu padre, pero valía la pena saltar de piedra en piedra y colarte en aquel otro mundo de barcos llenos y olores a algas y mareas.
El viejo edificio sigue allí. Sus cristales rotos, su pintura ajada, sus puertas de hierro oxidadas, pero sigue en pie. Desafiante y a la vez orgulloso de ser la última de las fábricas caballas. En pie y sin el tiempo lo haya sometido, -salvando que el hombre si lo ha olvidado- y de su afanar entre cebadas y levaduras, se convirtiera en garaje y almacén. Una concesión de la que el diccionario ubica en sus definiciones como Contrato por el cual se otorga a empresas o particulares la gestión y la explotación de ciertos bienes públicos. Un edificio que por sus características, podría ser cualquier cosa menos lo que actualmente és. Un contrato que como tal, podría “renegociarse” Quizás por ello me pregunto porque no pudiera ser rehabilitado y reestructurado para darle uso en una ciudad que tanto ha crecido, al menos en servicios municipales y que carece de espacio para albergarlos. Se me ocurre que, bien podrían instalarse Bomberos, Policía Local, Parque Móvil que actualmente ocupan un solo edificio donde los medios de automoción se apilan difícilmente en sus garajes, o cualquier otro que por capacidad y personal se hiciera necesario, llámense servicios de tributos y economía; llámense Servicios Sociales; llámense Cultura y Educación (con Festejos, Mujer, Patrimonio, etc); llámense Instituto de Deportes o Juventud. Es un edificio tan adaptado que en poco tiempo podría funcionar directamente con el ciudadano. Es evidente que el actual contrato de concesión es un impedimento pero, como decía mi padre: donde hay patrón, no manda marinero; y que yo sepa, está ubicado en el Puerto y como todo el mundo sabe, el Puerto, -aún con su propia autonomía-, sigue estando dirigido por un hombre de la Ciudad, ¿o no?
miércoles, 10 de diciembre de 2008
Los molinos de Ayoó de Vidriales (Zamora, España)

Se trata, nada más y nada menos, de diez molinos. Además de ellos se nos ofrece una imagen de la fábrica de harinas de Santibáñez de Vidriales, en la que observamos una fecha de construcción: 1929.
Desde aquí apoyamos su reivindicación para la recuperación de los molinos de Ayoó y damos las gracias a los autores del blog por su trabajo documental. Enhorabuena.
lunes, 8 de diciembre de 2008
La harinera «La Verense» de Barbastro (Huesca, España), albergará el Museo de la Memoria de las Migraciones de Aragón

Una vez que dicho informe esté concluido el Ayuntamiento destinará partidas para su equipación y su conversión en Museo de la Memoria de las Migraciones de Aragón.

Historia del edificio
Fuentes:
http://www.memoriadelasmigracionesdearagon.com/museo.php
http://www.diariodelaltoaragon.es/index.php?mod=noticias&mem=detalle&idnoticia=311534
sábado, 6 de diciembre de 2008
Musealizarán la vivienda de la harinera de Santibáñez de Vidriales (Zamora, España)

La casa familiar de la harinera de Santibáñez de Vidriales albergará un museo etnográfico
jueves, 4 de diciembre de 2008
Una harinera en Trigueros (Huelva, España), estudio del artista Juan Manuel Seisdedos

Fue en el año 1992 cuando Seisdedos culminó la rehabilitación de la harinera para instalar en ella su residencia y su taller, siendo desde entonces el lugar donde desarrolla su vida y su producción artística.
Como observamos en las fotografías, el autor y sus obras comparten espacio con elementos propios de la fábrica de harinas, como los depósitos de trigo mojado que se ven al fondo de la foto horizontal o la máquina de limpia de la imagen vertical.

Por aquellas fechas Manolo Moreno, que había sido en Madrid alumno de Vázquez Díaz, le muestra una visión del arte actual, que prende rápidamente en su ánimo inquieto.
A principios de los años sesenta forma parte del pequeño núcleo que dio origen al Grupo Santa Fe. En este grupo confluyen algunos jóvenes interesados en el arte plástico, en la literatura o la música, y con enormes ganas de encontrar un espacio respirable en aquella ciudad de bello entorno, pero entonces apática y atrasada.
Desde 1965 al 68 reside entre Barcelona y Bruselas, donde busca ampliar horizontes y adquirir conocimientos. En Barcelona frecuenta el Cercle Artistic Sant Lluc, donde continua practicando el dibujo y conecta con artistas catalanes. En Bruselas conoce el expresionismo belga y el alemán. Sus planteamientos ideológicos y sus contactos con los exiliados españoles en aquella ciudad, impregnan una corta etapa de su actividad creativa.
Fuentes:
martes, 2 de diciembre de 2008
El Molino de los Frailes en Escobar de Polendos (Segovia, España)
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En Escobar de Polendos están los restos de una industria que fue testigo silencioso de una historia y sus gentes
Dicen que «mientras quede el recuerdo no se muere del todo», y eso pasa con las cosas, la gente, los lugares... Lugares que se resisten a morir en el olvido y que siguen escribiendo las páginas de la historia. Uno de estos lugares es el viejo molino de Escobar de Polendos, llevado por los acontecimientos a ser conocido como el Molino Quemado. A poco más de dos kilómetros del pueblo y situado junto al río Polendos, ha sido movido por sus aguas durante siglos, y aunque dejó de trabajar hace sesenta y cuatro años devorado por las llamas, allí siguen sus restos, vestigios de esta industria milenaria y únicos testigos de su final. Su nombre era Molino de los Frailes y fue uno más de los trescientos molinos harineros que se extendían a lo largo de la provincia al pie de los ríos.
No se conoce la fecha en que se construyó el molino, ya que el primer dato documentado aparece en el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752), en los libros sobre el Sexmo de Cavezas pertenecientes al lugar de Escobar de Polendos, donde dice que en el pueblo «se halla un molino harinero con dos ruedas, que muele la mitad del año con una y la otra mitad del año a represadas». También lo cita el Diccionario Geográfico de Madoz (1850) y los últimos datos documentados aparecen en el 'Registro fiscal de todos los edificios, solares y demás fincas urbanas' que se encuentra en el Ayuntamiento, en el que menciona que «la superficie total de vivienda, molino y presa es de 312 metros cuadrados» y que la propiedad era «en prohindiviso» una tercera parte de la marquesa de Lozoya. Aparecen también las transmisiones del dominio en los años sucesivos, hasta que en 1919 pasa a Marcos Herrer, su último propietario.
Trágico final
Éste último trabajó el molino hasta 1944 en que un incendio arrasó todo: enseres, cereales y animales domésticos, y resultó doblemente trágico ya que en el interior pereció la persona que se encontraba al cuidado del molino y los animales, León Abad, conocido como 'el tío León'. Sucedió, según cuenta un nieto del señor Marcos, la noche del 15 de agosto, cuando sus abuelos se encontraban en el pueblo, ya que era la fiesta y casualmente ese año eran mayordomos. Un vecino de Escobar, José González, recuerda que él fue quien con un carro llevó la bomba de agua desde Mozoncillo para intentar sofocar el fuego, aunque finalmente no se pudo salvar nada.
La prensa publicó la noticia el 17 de agosto, según la cual las pérdidas ascendieron a unas 80.000 pesetas, una fortuna en aquella época. Tan sólo se pudo rescatar la piedra de moler, que el hijo del señor Marcos, Feliciano, colocó en el nuevo molino que construyó después en el pueblo.
Nunca se supo la verdad de lo sucedido, y aunque se cree que fue intencionado, como así manifestaban algunos indicios, nunca pudieron encontrar pruebas que inculparan a nadie y el caso se archivó. Tan sólo aquellas paredes hoy derruidas saben lo que ocurrió esa noche. Allí siguen de pie, como negándose a caer, las gruesas paredes de la casa con sus vigas quemadas, el cárcamo, la presa... Allí, entre los restos, cerrando los ojos, se puede escuchar el silencio, y casi todavía la brisa trae un olor a cenizas...